Este libro que para mí fue muy recomendo por un gran amigo antes del verano.Debo de decir que es una catequesis sin igual. Transcribo del capítulo 5.
" ¿Qué bien hacemos con rezar?... Desde luego, que Dios no necesita nuestras oraciones de pecadores, pero le agrada que recemos. Y no es sólo esa santa plegaria que el Espíritu Santo nos ayuda a ofrecer, la que le complace sino que cada intención, cada impulso, incluso cada pensamiento que va dirigido a Su Gloria y a nuestra propia salvación, tiene valor a Sus ojos. Y por ellos, la infinita misericordia de Dios concede generosas recompensas".
Reflexión:
Pongamos pues, en todo momento nuestro corazón, propósitos e intenciones del día en El Señor. Y repitamos con el alma: "Todos los días de mi vida son tuyos, donde quiera que estoy me estás mirando, en todas partes y en todo momento sois mi último fin."
Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario